Entrevista. La existencia feliz de esta monja consistió en gastar la vida amando a Dios

Entrevista de Rosana Triunfetti del Equipo de Comunicación sor Leonor, Córdoba, Argentina.

Monseñor José María Arancibia Arzobispo emérito de Mendoza, Capellán del Monasterio Santa Catalina de Siena desde Marzo de 2013. Investigador en la causa de sor Leonor de Santa María Ocampo desde hace dos años. El 30 de Junio a las 17 hs. brindó una entrevista en el marco de la primera conferencia en un ciclo que se extiende hasta diciembre de 2018, para difundir la vida de sor Leonor. 

Padre ¿Quién es sor Leonor de Santa María Ocampo?

Es una monja dominica del Monasterio Santa Catalina (Córdoba, Argentina), nacida en La Rioja y muerta en Córdoba (1841 – 1900). Por haber vivido de manera virtuosa y santa, es decir con plena fidelidad a su vocación cristiana y monástica, ha sido declarada “Venerable” por el papa Francisco, el pasado mes de mayo.

¿A qué edad ingresó al Monasterio Santa Catalina?

Entro a los 26 años, en una época donde las jóvenes se casaban o entraban a la vida religiosa mucho antes. En su caso, debió madurar poco a poco su vocación y, sobre todo, superar varias dificultades familiares y económicas para cumplir su vocación.

¿Cómo fue su vida como laica antes de entrar al Monasterio?

Pasó sus primeros 26 años como fiel laica en el mundo, viviendo primero en La Rioja y luego en San Juan. Perdió a su madre a los ocho años, y quedó a cargo de su padre,  hermanos y otros parientes. Le tocaron momentos difíciles, porque: tuvo que cambiar de hogar varias veces, fue incomprendida, conoció la pobreza y los malos tratos de algunas personas, incluso cercanas a ella. Sin embargo su fe y esperanza en Dios, la oración constante y el amor a la Virgen María la sostuvieron siempre.

¿Cómo era su relación con Dios y con los hermanos?

En la piedad popular y sencilla de su familia y de su pueblo (Sañogasta, La Rioja) aprendió a conocer a Dios misericordioso, a seguir con admiración la pasión y muerte de Jesús, a venerar la humildad y belleza de María. Gustaba del silencio y del recogimiento, de las buenas lecturas y era constante en el rezo del Rosario. Dios le concedió una profunda experiencia mística de unión con Él. También aprendió desde pequeña a tener compasión por los pobres y los enfermos, a quienes asistió y consoló con tierno afecto, en numerosas ocasiones de su vida, tanto en el mundo como en el convento.

¿Sus virtudes heroicas?

A través del Catecismo y de sus lecturas, como también en la vida de los santos, fue conociendo y apreciando las virtudes cristianas, que atrajeron toda su atención: fe, esperanza y caridad, justicia y fortaleza, moderación y sobriedad, respeto y castidad, generosidad y abnegación, etc. En su camino espiritual, no sólo quiso practicar estas virtudes, confiando más en Dios que en ella misma, sino que precisamente a través de las pruebas y dificultades de cada etapa, fue creciendo y perseverando sin desanimarse.

¿En los escritos se refleja que fue feliz como monja de clausura? En la actualidad cuesta entender la felicidad en la vida de Clausura…

Es verdad. Pero depende también de qué entiende cada uno por felicidad. Según el Evangelio, no consiste tanto en tener muchas cosas o gozar de todos los placeres de la vida. La paz interior, la buena consciencia, la amistad con Dios, el saberse querido y acompañado siempre por Él, son motivos muy valiosos para estar contentos. Como asimismo, brindarse a los demás con un amor generoso y abnegado, que sobrepasa toda forma de mezquindad y egoísmo. La existencia feliz de esta monja consistió precisamente en gastar la vida procurando amar a Dios y haciendo en todo Su voluntad, ocupando su tiempo y energía en alabar a Dios e interceder por todos, procurando crecer siempre más en fraternidad y en el servicio a sus hermanas.

¿Cómo fue el proceso en la causa de canonización, en qué año inicia? Quién es el postulador en Roma y como sigue ahora el proceso?

El proceso tiene varias etapas. Una “preparatoria” para recoger nombres de testigos y  documentación antigua; en la cual también se estudia la historia de la familia, del ambiente y del Monasterio en esa época. Otra “diocesana”, en el que el Obispo ayudado por un sacerdote, recibe de manera formal los testimonios, documentos y escritos, los estudios realizados por expertos; él debe formular, además, su juicio sobre la importancia de hacer conocer la vida ejemplar del candidato, llamado desde el inicio de esa etapa: Siervo de Dios. La siguiente se llama “romana”, porque el Vaticano -dando por válido lo reunido en la etapa anterior-, exige una presentación completa de la biografía del Siervo de Dios, debidamente documentada, más la presentación rigurosa de su vida virtuosa y heroica de acuerdo con todo lo averiguado. Este trabajo es estudiado en la Congregación para las Causas de los Santos en Roma, por tres comisiones: una de historiadores, otra de teólogos, y la última de obispos y  cardenales que asesoran al Papa en estos temas.

El Postulador de esta Causa es el padre Gianni Festa, dominico italiano, que lleva todas las Causas relacionadas con la Orden de Predicadores. El próximo paso será descubrir, entre las gracias concedidas, un verdadero milagro hecho por Dios con la intercesión de sor Leonor, para ser declarada “beata”.

Monseñor Carlos José Ñáñez Arzobispo de Córdoba participando de la conferencia de Mons. Arancibia con quien conserva una cordial amistad.

¿Cómo recibieron la noticia de que sor Leonor ya es Venerable en la Comunidad de las Monjas del Monasterio tan queridas en Córdoba?

La noticia se recibió, por supuesto, con mucha alegría y gratitud, porque era deseada y esperada desde hacer tiempo.  La etapa preparatoria había sido hecha entre  1996 y 1998; la diocesana en los años 2003-2004, y completada en 2008; la tercera o romana desde 2009 hasta 2017. Por lo demás, la Comunidad de Santa Catalina, y también mucha gente que conocía a  sor Leonor en Córdoba, incluido el arzobispo Mons. Carlos Ñáñez, confiaba que sería una gracia grande y hermosa para toda la Iglesia. No sólo como ejemplo de vida a imitar, sino también como intercesora ante Dios por todas nuestras necesidades.

¿Es la única mujer declarada Venerable en la Familia de los Dominicos?

Es la primera en la Argentina, porque en los muchos siglos que tiene la Orden han sido reconocidos muchísimos santos, beatos y venerables, en el mundo entero. Digo “primera” y no única, porque Dios ha inspirado y sigue inspirado caminos de santidad entre monjas, religiosas, frailes y fieles laicos, varones y mujeres.

¿La comunidad de las Monjas dominicas contemplativas ya llevaron a sor Leonor a las redes sociales… esto habla de un deseo grande de comunicarla?

Así es. Primero las monjas de este Monasterio, y luego también cuantos han llegado a conocer de algún modo a sor Leonor, tienen -o tenemos- mucho interés en que su figura sea divulgada, a través de todos los medios posibles. Pero no, a manera de propaganda del Monasterio o de la vida religiosa, sino porque es un regalo de Dios para Córdoba y para la Iglesia, tanto local como universalLos santos son testigos de la belleza de la vida cristiana vivida en plenitud y un estímulo para quienes se esfuerzan por seguir el camino de los discípulos de Jesús en  este mundo. Espero, pues, que sea divulgada en estos días la invitación para la Misa de Acción de Gracias que celebrará Mons. Ñañez el domingo 1° de julio a las 17 horas en la Iglesia del  Monasterio; como también el ciclo de conferencias que comenzará el sábado 30 de junio a las 17 horas en el mismo lugar.

Usted que ha sido clave en la participación del Sínodo del 86 en Córdoba, Secretario, ¿Descubre a sor Leonor y tantos santos de su tiempo como mujeres y hombres con espíritu Sinodal?

La relación entre sor Leonor y el Sínodo puede parecer un poco forzada. Pero teniendo en cuenta que esta mujer de Dios manifestó en su vida un auténtico sentido eclesial, por su amor, confianza y respeto a la Iglesia en la figura de los santos, de los obispos, de sus confesores y superiores, estoy seguro que puede inspirar “espíritu sinodal”. Además, ella ejercitó de corazón el oficio de “intercesora” pidiendo por las gracias que la Iglesia  necesita en cada tiempo y lugar. Y un Sínodo Diocesano, ha de ser entendido y celebrado como un acontecimiento de gracia en la vida de la Iglesia, para crecer juntos en fidelidad a la misión que Dios le confía a la diócesis en la situación del momento. No se trata, por tanto, sólo de estudiar, analizar, discernir y programar. La luz y la fuerza de Dios son imprescindibles para un Sínodo con buenos frutos.

Monseñor Arancibia junto a Fray Guillermo Juárez Prior de la Basílica Santa Domingo de Córdoba, al finalizar la conferencia.

¿Qué podemos aprender de sor Leonor?

Se me ocurre que muchos y variados son los aportes de sor Leonor a  nuestra vida de hoy. Dos ejemplos: los jóvenes de hoy, que con razón encuentran un ambiente poco propicio y aún adverso para descubrir y seguir la vocación cristiana, encontrarán en ella la convicción segura y confiada de avanzar hacia este ideal, que es el de todos, aun en  medio de dificultades y oposiciones. Las mujeres consagradas a Dios, que a lo mejor se encuentran más solas o menos comprendidas de lo que esperaban, podrán ver en sor Leonor la gozosa perseverancia que alguien que se mantiene seguro y confiado en seguir el llamado de Dios.

Alguna frase de sor Leonor que se le haya grabado mientras realizó la investigación…

“Mucho me consolaba Nuestro Señor y me fortalecía con su dulce presencia  en el tiempo de oración…”  “Ninguna de las cosas amargas me turbaron”.

Dicen que sor Leonor sería como la santa de la vida cotidiana porque tuvo una vida muy sencilla… y será Santa… Usted cree que es posible la Santidad de lo cotidiano?…

No sólo lo creo posible, sino que para comprenderlo mejor, recomiendo la última Exhortación del Papa Francisco (Gaudete et Exultate), que mucho agradezco, porque propone el camino de santidad en la vida cotidiana, mucho mejor de lo que yo podría hacerlo.

Su experiencia como investigador en la documentación de la Causa de sor Leonor.

Es la primera vez que me toca pasar dos años enteros de investigación sobre la vida de un candidato a los altares. Estoy profundamente agradecido por esta experiencia, que me ha hecho mucho bien. Ya otras personas habían comenzado este arduo trabajo y yo con gusto lo he continuado y completado. Cuando uno tiene ya muchos años y anduvo tanto en la vida, volver al Evangelio de Jesús vivido por alguien con plena intensidad, a uno lo renueva y compromete. Por lo demás, en el caso de sor Leonor, el suyo ha sido un camino de amor y fidelidad a Jesús y a su llamado, no en la vida apostólica, sino en el silencio del claustro, que requiere una particular convicción interior y mucha constancia.

¿Qué le podemos pedir a sor Leonor?

Por intercesión de la Venerable sor Leonor, uno puede pedirle a Dios cualquier cosa buena que necesite, para sí o para otros. No hay limitación ninguna. Es cierto, sin embargo, que conociendo a una persona de vida tan virtuosa y evangélica como ella, uno aprende también a valorar y pedir los bienes más importantes de la vida; por tanto, no sólo la salud física, el trabajo y los bienes materiales, sino más  bien y -ante todo- la conversión del corazón a Dios. el amor verdadero y generoso, el crecimiento en la vida espiritual.

¿Dónde comunicar las gracias que la gente recibe?

Es importante comunicar las gracias concedidas, porque entre tantos favores otorgados por Dios a través de la intercesión de sor Leonor, se puede descubrir un probable milagro, necesario para que además de “venerable” pueda ser proclama “beata” por la Iglesia. Pueden hacerlo al Tel. 3514216503 – Mail: misericordiaop2@gmail.com O pueden completar este formulario https://docs.google.com/forms/d/e/1FAIpQLScSF5PvTWHL-EYTFIK6CfzxfRGrWLbr8j220Rvrf0yWxOgm0w/viewform?usp=pp_url  /  Por mensaje privado al Facebook de sor Leonor

 

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