Como María, siempre en camino

05.03.2020. Año Mariano Nacional.

Sor Lucrecia O.P.

En la escuela del servicio de la esperanza

María nos vuelve a convocar en este año Mariano Nacional. Celebramos que hace 400 años, la Virgen del Valle nos  protege y acompaña. Damos gracias por este don tan grande y por este especial privilegio de la presencia de la Morenita del Valle,  quien nos cautiva por la tierna vigencia de su amor maternal.

María es la Mujer, es la Esposa, es la Madre que, con su presencia, abraza a las mujeres, a las esposas y a las madres en sus angustias y dolores y acoge a los hijos del descarte, las adicciones, la soledad y la indigencia. María es nuestra Madre de la prontitud, como le gusta llamarla al Papa Francisco, porque sale a nuestro encuentro para llevarnos a Jesús.

Sor Leonor, a ejemplo de María, servidora de esperanza

El Papa Francisco en su Exhortación Gaudette Exultate destaca “que el «genio femenino» también se manifiesta en estilos femeninos de santidad, indispensables para reflejar la santidad de Dios en este mundo. Precisamente, aun en épocas en que las mujeres fueron más relegadas, el Espíritu Santo suscitó santas cuya fascinación provocó nuevos dinamismos espirituales e importantes reformas en la Iglesia” ( GE, N° 12).

María es nuestra Madre de la prontitud

La devoción a María es uno de los rasgos más sobresalientes de la espiritualidad de sor Leonor. Desde pequeña comenzó a amar a María con singular cariño, atribuyéndole la enseñanza de amar a Dios y al prójimo. Por eso, Isora, fue sembrando el consuelo y la esperanza entre los más necesitados; sus propios sufrimientos no la cerraron,  sino que le hicieron madurar una sensibilidad capaz de abrirse al dolor del prójimo. Esto es un reflejo claro de la influencia de la Virgen en su vida: la caridad tejida de servicio, por la que desde joven se dedicó a la atención a los enfermos.

Además, tuvo una sensibilidad por la mujer de su época, ella oró particularmente por las situaciones de desgracia de las mujeres y rogó para que en San Juan haya un hospital para ellas.

Esta faceta de la venerable, se fue intensificando con el paso del tiempo. En el monasterio desempeñó con especial esmero el oficio de enfermera, consolando el alma y curando las dolencias del cuerpo con mucha delicadeza.

La Virgen viene a nuestro encuentro

María, peregrina de la fe y mensajera de esperanza, acudió sin demora a acompañar y servir a su prima Isabel, y hoy acude a nosotros cada vez que la invocamos. En este año Mariano nuestra Madre y los santos nos enseñan a caminar junto a los hermanos, a ser servidores de esperanza en medio del dolor, de las pruebas, de las inquietudes. Que nuestro corazón sea ese remanso de paz y consuelo para los demás.

Las monjas que en Catamarca cosieron todos los ornamentos para el Congreso Mariano Nacional.

 

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