La iglesia celebró el último domingo de mayo la fiesta del Cuerpo y la Sangre del Señor. Nos dice sor Leonor en su autobiografía: “Me vi sentada en una pequeña montaña formada de espigas de trigo y entre la paja de trigo se esparcían ríos de agua cristalina para todos lados del mundo. Yo miraba y contemplaba muy atentamente las gracias y misericordias con que Dios Nuestro Señor derramaba sobre todo el mundo, en el Santísimo Sacramento. Esta vista tan maravillosa encendió tanto mi corazón en el Amor, que me dejó una dulce memoria para siempre. Cuando voy a comulgar me da fervor para recibirlo.”
¿Qué te inspira este relato de sor Leonor?