“Nadie está solo”

Esta semana se ha vivido un evento central en Roma, el Jubileo de los Sacerdotes, junto con el de los seminaristas y obispos, del 23 al 27 de junio de 2025.

En los encuentros de los pastores de todo el mundo con el Papa León XIV, el Santo Padre les ha enfatizado la necesidad de valentía, de ser portadores de esperanza y de vivir una vida de donación y servicio, “Nadie está solo”, les dijo, y les recordó la belleza de vivir esta hermosa experiencia de caminar juntos.

Claramente este acontecimiento puede iluminar de manera diversamente rica, según desde donde conectemos con él. En la comunidad de las hermanas dominicas contemplativas de Córdoba uno de sus faros es sor Leonor, quién en sus memorias escribe sobre un sacerdote muy querido en el inicio de su camino espiritual: el P. Laurencio Torres al que conoce a los 13 años en la casa de su tía Concepción Ocampo Herrera -como ella la nombra-, en La Rioja ente 1854-1860. Con este pastor experimenta en su adolescencia la cercanía, la compañía espiritual, el sostén que necesitaba. Las palabras de Isora expresan haberse sentido menos sola con su presencia.

“De trece años me llevó mi padre a La Rioja, a la casa de una prima hermana de él. El día que llegué en la noche conocí al R. P. Laurencio Torres, primer padre dominico que conocí. Tuve muchísimo gusto por la simpatía que tenía con Nuestro Padre Santo Domingo, y desde aquel momento lo elegí para mi confesor. Así fue; él me ha criado en lo espiritual y desde la segunda confesión, me confesé con él, hasta los 18 años…”. Autobiografía digital.

Para conocer un poco más al padre Laurenciano, fraile dominico, fuimos a las referencias de la autobiografía digital de Sor Leonor: fray Laurencio Torres Díaz de Alvarado padre dominico nació en La Rioja, el 8 de mayo de 1821, estudió en el Convento de San Juan, fue un religioso de mucha virtud, acción y prestigio.

Hacia 1854 regresó a La Rioja, para ocuparse del convento dominicano, abandonado desde 1847 por falta de personal. Allí fundó y regenteó una escuela primaria, por lo cual es reconocido como destacado educador.

Prestó servicios pastorales en la matriz de La Rioja. En su convento fue prior en sucesivos períodos. Igual cargo desempeñó en el convento de Córdoba (1875-1877) y en el de San Juan (1883-1884). Falleció en La Rioja el 11 de septiembre de 1891.

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