13 de Junio de 2019. Por sor Nora Díaz Cornejo OP. En el día del Padre.
En la época en que vivió nuestra hermana, no existía el día del padre como se celebra en la actualidad.
Pero al leer sus manuscritos, encontramos que cultivó un sentido cariño filial hacia su padre, don Juan Santiago Amaranto Ocampo, colmado de respeto y cercanía amorosa.
A los 13 años de edad, Isora fue con él a vivir a La Rioja, allí sufrió mucho durante 5 años, porque era muy inclinada a rezar y leer libros de piedad y no se interesaba por la vida social que llevaban sus primas. Una de ellas convenció a su padre para que no le dejase ir tanto ala Iglesia. Sor Leonor disculpó la actitud de su padre, que sólo le permitió ir a Misa los domingos.
Después de sufrir tanto, leemos: “dije a mi Padre, yo quiero irme a San Juan, y mi Padre condescendió a mi deseo”. Allí vivía su hermana mayor, casada y con varios hijos.
Cuando sor Leonor estuvo segura de su vocación de monja, escribió: “pedí el permiso a mi padre para ser Religiosa, mi padre me lo dio con gusto”.
En otra oportunidad, al quedar muy pobres por las guerras entre unitarios y federales, y porque a su padre no le pagaban los trabajos de abogado, leemos:“Vea papá la fuerza que tiene la oración, UD. me dice que pida al Señor. He rezado y Nuestro Señor no nos ha dejado sentir la escasez,hemos encontrado todo lo necesario para comer.”
Comprobamos así, cuánto se querían y se ayudaban mutuamente en las circunstancias sencillas de la vida diaria.
Siendo novicia vio a su papá en el Purgatorio, percibió un calor muy intenso. Le preguntó que hacía allí y le dijo: “Estoy en el Purgatorio hija, por haber sido negligente en aquello que tú solías decirme que hiciera”.
cuánto se querían y se ayudaban mutuamente en las circunstancias sencillas de la vida diaria.
Lo que le solía decir era que no dejase pasar tanto tiempo sin confesarse. Después vio a su padre, acompañado por un ángel. Estaba muy contento, así le hizo comprender que ya estaba en el Cielo.
Como podemos comprobar, la unión filial se extendió desde el tiempo hasta la Eternidad. Fue un gran regalo de Dios a ambos, pues continuaron unidos hasta después de la muerte del padre.
Partida de Bautismo del padre de sor Leonor de Santa María Ocampo.