Durante su vida sor Leonor vivió en plenitud las obras de Misericordia. Una de ellas es Orar por los vivos y los muertos.
San Pablo recomienda orar por todos, sin distinción, también por gobernantes y personas de responsabilidad, pues “Él quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad”. (ver 1 Tim 2, 2-3). Los difuntos que están en el Purgatorio dependen de nuestras oraciones. Es una buena obra rezar por éstos para que sean libres de sus pecados. (ver 2 Mac. 12, 46).
Compartimos dos experiencias de sor Leonor de asistir y rezar por los difuntos y cómo esa obra de caridad fue recompensada por nuestro buen Dios:
“Una vez entré a una casita, y encontré una difunta, y advertí que no tenía velas ardiendo como era costumbre, y le pregunté a la madre de la difunta por qué no le ponía velas y me dijo que no tenía. Yo fui corriendo y pedí a mi madre y le llevé velas. Dios premió esta caridad de mi madre dándole una preciosísima muerte.”
“Siendo yo novicia vi en sueño a mi padre en el purgatorio, en un horno, donde no se veían llamas de fuego, sino un calor muy grande, como se ponen los hornos cuando se le calienta mucho. Le pregunté qué hacía allí y me dijo: Estoy en este purgatorio, hija, por haber sido negligente en aquello que tu solías decirme que hiciera. Lo que yo le solía decir, era que no dejase pasar tanto tiempo sin confesarse, que a mí me afligía mucho y -en realidad era pura negligencia de él y no maldad. Al día siguiente había comunión y se la ofrecí por él, y pedí a muchas de mis hermanas que me le diesen la comunión a mi padre, y así lo hicieron. Más tarde, va al noviciado una hermana lega hortelana, que era muy santa, y le pedí que me encomendase a mi padre en sus oraciones.
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Me prometió que le iba a rezar tres partes del rosario, y cuanto de bueno hiciere aquel día. Este día que hicimos todo esto por él, en la noche lo veo otra vez acompañado con un Ángel, vestido de un color como el Ángel, con una ropa tan blanca y fina que parecía cristal, y muy contento. No me habló nada, sólo se hizo ver que ya estaba glorioso. Fue muy grande mi consuelo, y desde entonces, tengo grandísima fe en la oración de mis hermanas”.
Y vos, ¿rezas por los difuntos, así sean cercanos o lejanos?