Los pequeños “milagros” de una familia luego de pedir la intercesión de sor Leonor

24.06.2020. Comunicación @sorLeonor Monasterio Santa Catalina de Siena.

Los santos son como ángeles que nos guardan donde nos encontremos. Esta vez la familia de Gabriela Luna de Chilecito (La Rioja), nos comparte su historia y la de su familia, donde en medio del dolor sor Leonor salió al paso, como ángel intercediendo con “pequeños milagros”.

Todo empezó con una estampa de sor Leonor que su abuela Emma Liberani de 96 años tenía en el cajón de su mesa de luz, junto a las estampas de su querida Beata Laura Vicuña, la Virgen y el rosario; imágenes y objetos sagrados que no suelen faltar en la mesa de luz de ancianos que pasan horas del día para rezar, pedir, orar por sus afectos, por gente que les pide oración.

Emma Liberani, abuela de Gabriela Luna.

Gabriela nacida en Cruz del Eje, hija mayor de la familia Luna, se reencontró con esta imagen en la casa de Emma en una visita que la llenó de alegría luego de tantos días de aislamiento por la pandemia.

Primero puso en sus manos la salud de su padre: “Cuando declararon la cuarentena nos tocó unirnos como familia y hablar con mi padre (70 años), a quien le confirmaron la enfermedad de EPOC, fumaba más de dos etiquetas diarias. Mi mamá tenía una estampita de Sor Leonor, así que comenzó a rezarle y pedirle que lo ayude a mi papá Alejo Oscar para que fume menos. Pasaron los días y mi papá comenzó a reducir el consumo, si bien en casa está más controlado, para nosotros fue un logro increíble.”

Oscar Luna junto a su esposa Myriam Molina (padres de Gabriela).

Luego se sumaron otros dolores grandes para la familia, la enfermedad de su primo Darío Soria a quien le comunican de un día para otro un cáncer de estómago en fase cuatro con metástasis, cuando recién empezaba a disfrutar del nacimiento de su hijo Thiago de un mes de vida.

El 21 de mayo su prima la llama para decirle el diagnóstico de Darío su primo y la complejidad de su sorpresiva enfermedad terminal. A partir de ese momento comenzaron a rezar y pedir con fe y confianza a sor Leonor, Gabriela, su madre, su tía y su abuela.

“El sábado 26 de mayo mi tía le pide a Sor Leonor que le de una señal, le pide específicamente que Darío pueda dormir ya que el dolor se lo impedía y llevaba varios días sin poder descansar. Al otro día mi tía se comunica a La Rioja y le dicen que Darío estaba mejor y que había dormido toda esa noche. Sor Leonor escucho el pedido!”, relata Gabriela.

“Así que redoblamos la confianza en sor Leonor y le fuimos pidiendo por “cada día”, por cada avance en su alimentación, por su recuperación. En las fotos se ve el estado físico durante los primeros días de enfermedad y como se encuentra actualmente luego de recibir la quimioterapia, con su hijo en brazos”.

Llamado al Monasterio 

Gabriela luego de pasar por estas situaciones llamó por teléfono a las monjas del Monasterio Santa Catalina de Siena, al número que figura en la estampa de sor Leonor. A las hermanas les pidió especialmente oración y les contó las “gracias recibidas” por intercesión de sor Leonor, que luego escribió en un mail con el relato de lo acontecido.

Primero fue una tía que se salvó de un infarto, luego Oscar su padre, después la mejoría de Darío y seguramente sor Leonor intercederá por muchos más que pidan su ayuda, porque Isora del Tránsito experimentó la enfermedad y cuidó con gran ternura a los enfermos “Los cuidaba como si fueran mis hijos”.

Gabriela dice que ahora lo importante es continuar rezando, pidiendo con fe, resistiendo, porque fueron grandes los favores recibidos. Anima a las personas que se encuentran sufriendo por estas situaciones de enfermedad, que no teman, que no entren en la desesperanza, al contrario, que fortalezcan su confianza en Dios, que siempre está a nuestro lado, siempre.

Ella dice “no soy una mujer de ir mucho a la Iglesia, pero tengo fe y confianza”, sor Leonor escuchó sus súplica y hoy lo comparte agradecida.

 

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